Imaginamos y soñamos
como lo hace un niño
el día de los Reyes Magos
Soñamos con ser, hacer,
encontrar, incluso con
complacer
Pero nos diferenciamos
en algo con esos niños.
Ellos cruzan la carretera
sin importar si un coche
está a punto de pasar.
Mientras, nosotros miramos
mil veces a un lado y
otro de la calle para al
final no cruzarla y tomar
una vía distinta que
creemos desemboca
en la misma salida.
Pero lo único certero
es que nos ralentiza
Nos invade el miedo,
la inseguridad,
la falta de confianza
y el qué dirán
Creemos que es determinante
la aprobación de los demás
y nos privamos de
cumplir esos
sueños que de niños
habríamos perseguido
sin importar nada más.
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