martes, 8 de marzo de 2016

A ti, mamá

He oído muchas veces salir de la boca de mi madre : "Lidia, eres defensora de las causas perdidas e hija, te las van a dar todas en el mismo sitio" 

Hoy mamá, quiero decirte algo... 

Lucho cada día que llamas a mi puerta para que me despierte por no ser la esclava de nadie (como siempre me has dicho) por ser una mujer autosuficiente, independiente, que no dependa de la figura de nadie para sentirse realizada en la vida. Lucho porque siempre tiene que haber alguien que ponga la primera piedra para cambiar esto y con ello, no pretendo ser una Clara Campoamor o una Virginia Woolf, pretendo ser Lidia y que nadie crea que por ser mujer soy menos. Lucho por ti, por la abuela, por la tía, por las mujeres maltratadas, por las asesinadas y por todas aquellas que no tiene voz, por esas que no pueden levantarse por la mañana gritando que son personas. Lucho por querer a quien quiero, cuando quiero y como quiero sin esperar críticas. Lucho por cobrar lo mismo que mi compañero varón cuando me introduzca en el mundo laboral. Lucho por ir a una entrevista de trabajo y que se ciñan a mi curriculum sin preguntarme si tengo intenciones de tener hijos a corto plazo. Lucho por un mundo en el que no me miren como un trozo de jamón en el plato si llevo escote o unos pantalones apretados. Lucho por evitar eso que ellos llaman piropos y yo llamo insulto. Lucho para que un día las mujeres dejemos de ser portada de revistas en las que nos enseñen cómo mantenernos en forma y cómo vestirnos para conquistar en una cita. Lucho para que deje de mutilarse porque también tenemos derecho al placer propio. Lucho para que nadie me llame feminazi por defender mis derechos. Lucho para que ninguna mujer lleve una etiqueta de "lo sabe hacer todo, aprovéchate". Lucho para que se deje de vestir de rosa y azul. Lucho para que una niña con una botas de fútbol no sea un machorro y que a ninguna se le diga que debe vestir femenina. Lucho para acabar con esta banalidad. Lucho para acabar con lo que yo considero un ataque y el resto considera normal, o lo que es peor, cultural. Lucho por romper un contrato por ser mujer en el que parece que aceptaba ser menospreciada y que nunca firmé. Lucho por no tener una señal en el calendario, para que esta lucha se vea reflejada en mucho más que un lazo morado o en un día señalado. 

Lucho porque me gustaría mirar al mundo y ver, que las cosas han cambiado. 

Mamá, estoy cansada pero no vencida, porque cada piedra que he encontrado y encontraré habrá merecido la pena cuando un 8 de marzo o cualquier día del año, una mujer se levante por la mañana, mire por la ventana y vea que, de verdad, todo ha cambiado, que la falsa libertad que vivimos es cosa del pasado. 


Mamá, no sé si lo estoy haciendo bien, sólo sé que
me enseñaste a no rendirme y eso, es lo que intento hacer.  












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