jueves, 21 de abril de 2016

Hoy no es un día cualquiera

Era divertido mirar la vida con 50 cm de estatura y una piruleta en la mano...

Recuerdo, aunque parezca mentira, el primer día de clase cuando todo era desconocido y me aferraba a la mano de mi madre como lo hace un náufrago a su barca. Muchas cosas han cambiado desde aquel día menos una, sigo siendo esa niña rubia que se aferra a la mano de su madre cuando tiene miedo. 

Hoy he parado el tiempo un instante, antes de soplar las velas, para mirar atrás y he sido consciente de todas las curvas que he girado en la montaña de la vida, de todas las personas que se quedaron por el camino cuando habían prometido acompañarme hasta la cima, de aquellas que hoy están a mi lado y de las que injustamente se marcharon sin poder decir adiós. Me he cerciorado de que hoy soy quien soy por las zancadillas (y autozancadillas)  y, sin ninguna duda, por los palmadas en la espalda, los empujones para sacarme del abismo, las palabras de aliento y las lecciones aprendidas que poco tenían que ver con las escritas en libros... Creía haber recorrido mucho hasta que he dejado de mirar abajo y he comenzado a mirar arriba sin identificar dónde se encontraba la cima. 

He soplado fuerte para liberarme, coger aire y dar rienda suelta a una nueva etapa. 





                                                                                                     

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