domingo, 31 de diciembre de 2017

2017


Dijiste, maestro de vida, que “todo depende del cómo, y el cómo sólo depende de ti”. 

Hoy, querido amigo, en este 31 de diciembre de 2017, me estoy acordando más que nunca de tus palabras.

Sabemos que tan sólo un segundo separa un año de otro, que tan sólo un instante pone el broche a 12 meses de circunstancias y emociones y que aunque nos empeñemos, nada cambia, seguimos en el mismo sitio, con la misma ropa y la misma gente, con la diferencia de un hilo de arena más en la parte inferior del mareado reloj al que todos acabamos de dar la vuelta. 

Y es en este punto en el que recuerdo tus palabras, en el que pienso en ese cómo y en que depende de mí; así que me aferro a la idea de que un segundo puede cambiarlo todo y que si no fuese por esos segundos decisivos en los que decidimos adelantar un pie, nos perderíamos demasiadas cosas. 

Son determinantes, marcan la diferencia y por ello, quizá el último segundo de este año es el momento adecuado para cerrar este libro y dejarlo en la estantería sabiendo que colmado de tramas, protagonistas y villanos es hora de pasar la última página y recordarlo por todo lo aprendido y no por lo llorado. 

Quiero cerrarte y colocarte en la estantería, no sin pensar en las heridas abiertas que me dejas, en los vacíos que siguen sin llenarse y en las gotas de tantas tormentas con las que, en definitiva, he seguido creciendo. 

En estos últimos días siempre decimos que hay que quedarse con lo bueno pero a mí hoy me gustaría decir que se nos olvida que también hay que quedarse con lo aprendido de los malos momentos, que de ellos también depende nuestra forma de afrontar lo que venga y que aunque no lo creamos, cambia nuestro filtro enseñándonos la importancia de ver por encima de cada nubarrón. 

Es hora de despedirse... Tú te marchas dejando mucho y a mí me toca cerrar la puerta con llave habiendo sacado antes aquello que quiero seguir leyendo cuando ese segundo acabe.

Gracias por lo aprendido, 2017. 

Y a ti, 2018, recuérdame cada día que el cómo depende mí y que “dejarse llevar suena demasiado bien”. 

martes, 26 de diciembre de 2017

Tregua

El reloj no se mueve.

Son las 19:42.

He intentado escribirte. 

La pluma no tiene tinta
y no quedan cartuchos. 

Sin balas en la recámara
sólo podemos declarar una tregua indefinida 

martes, 24 de octubre de 2017

Ilusiones con prefijo

En la incertidumbre de unos labios mojados
se ahogan aquellas horas
en las que, sin miedo, 
te recitaron. 

En el palpitar de mi corazón herido
se esconde la tinta 
de todos los versos
que no te he escrito. 

En la soledad de una copa vacía 
resurgen las fobias que espantamos 
aquella noche de verano. 

En la ilusión de un buzón 
el 21 de diciembre
se desangra una carta sin destinatario 
y una disyuntiva como remitente.

En la belleza de este anochecer solitario 
se funden con la oscuridad 
aquellos planes sin cuenta atrás 
que nos prometimos 
con Dorian de fondo
y el corazón en la mano. 

lunes, 18 de septiembre de 2017

Acuérdate

Y acuérdate de cada vez 
que me dijiste "te quiero",
de cada palabra,
de cada silencio. 

Acuérdate de todas las madrugadas 
en las que trataba de beberme tus gritos, 
las tardes en las que daba cobijo a tu desconsuelo y desesperanza,
las noches que mecía tu hastío, 
tus lágrimas y tu rabia. 

Acuérdate de que vivimos, que nos reímos 
y que fuimos,
sin importar el rumbo, las piedras,
las caídas,
sin poner meta a esta carrera 
que los biólogos
llaman vida.

Acuérdate de cada nota, 
acorde y melodía.
De cada imagen, 
de cada fotografía. 

Acuérdate de la última despedida,
del abrazo que se clavó
en la cavidad pericárdica 
y que ha dejado secuelas
que pueden contarte mis lagrimales
cada vez que recuerdan.

Acuérdate de aquellos días 
en los que nos creímos invencibles,
aquellos en los que luchamos
contra viento y marea.

Acuérdate de todos aquellos versos,
estrofas y poemas
en los que fuiste protagonista
de una historia sin límites
ni fronteras.

Acuérdate.

Acuérdate porque quizá si había meta,
nos tiró el viento
o quizá fue la marea.

Acuérdate porque quizá pusimos límites,
construimos muros
y delimitamos fronteras.

Acuérdate porque quizá estos sean mis últimos versos,
estrofas,
quizá este sea
mi último poema.

Acuérdate de que ocupé un espacio,
un lugar 
y un tiempo
y que mientras tanto,
yo 
me sigo acordando 
y (sin entenderlo)
te sigo queriendo. 

sábado, 19 de agosto de 2017

Hemorragia

La venda yace tirada y 
ahora el corazón siente.
He secado el agua que riega mis mejillas,
he intentado frenar la bomba que late 
con un torniquete.

La hemorragia interna no se detiene 
y la sangre que ahoga mi cuerpo
sabe que ya no inundará 
aquellos recovecos que visitaba 
cuando aparecías para dejarme sin aliento. 

lunes, 17 de julio de 2017

Tiempo

Cogerlo con mis manos.
Batirme en duelo.
Sólo quiero gritarle al tiempo.

Reprocharle que se detenga
y no alce el vuelo.

Llorarle cuando acelere
y no pise el freno. 

jueves, 13 de julio de 2017

Heridas abiertas

La espuela del caballo.
La espina de la rosa.
La astilla de aquel palo.
La aguja de ese pinchazo.

La pupila dilatada de tu ojo.
La uña en mi espalda.
La voz de aquel verso.
La lágrima de un grito desesperanzado. 

La mañana en la que fuiste descafeinado. 
La tarde que empezaste a ser musa.
La noche que brillamos.
La madrugada que dejamos de soñar(nos)

La mentira que cerró la puerta.

Todas ellas
se clavaron. 

viernes, 23 de junio de 2017

Sueños

Los kilómetros pasan a ser centímetros.
Las emociones se multiplican por 100.000
Las pulsaciones aumentan.
Tú estás cerca.

Breve.
Intenso.
Sencillo.
Espontáneo. 

Nosotras y Madrid de espectador.

El silencio a gritos de una mirada.
La fuerza de un abrazo.
El suspiro de una despedida.
Las lágrimas de un "vuelve pronto" 

Todo.
Nada.
Locura.
Cordura.

Los sueños que dejan de ser sueños. 

lunes, 5 de junio de 2017

Anhelo

Me rozas.
Taquicardia.
Hiperventilo. 
"Frena" 

Me miras.
Precipicio. 
Suspiro.
"Agárrame" 

Me besas.
Pendiente.
Tiemblo.
"(Te) quiero"

Me sueltas.
Silencio.
Grito.
"No vuelvas"

Anhelo. 

viernes, 26 de mayo de 2017

Estrellas fugaces

Veo todos los días el mismo tren, el mismo media distancia, el mismo destino en la pantalla. 

Le veo pasar fugaz como la estrella que espero que pase para pedirle que los kilómetros se conviertan en centímetros y pueda, por fin, rozarte. 

Me recuerda, el intenso sonido de los raíles, que tengo la oportunidad de subirme y que las puertas abiertas esperan que sea yo la que un día mire desde la ventana cómo el andén se aleja. 

Me avisa de que la fortuna no depende de estrellas fugaces, que quizá cambia el recorrido y dejo de ser parada en busca de destino. 

Hoy, subida en el tren contiguo, he comprendido que la invitación era casi una exhortación, pues otro acaba de aprovechar la oportunidad de que el tren se haya detenido en su estación.

Ahora el rumbo es distinto y por miedo a perderte, 
te he perdido

miércoles, 3 de mayo de 2017

Marea

¿Has visto lo feroces que parecen 
las olas cuando cogen altura 
y lo indefensas que quedan 
al estrellarse contra la orilla? 

¿Has visto cómo se llevan consigo
a todo valiente 
y aventurero 
que decide enfrentarse a ellas 
y cómo mojan sutilmente
los pies del niño
que ve por primera vez
esa inmensidad infinita? 

¿Has visto cómo se llevan 
esos castillos de arena
y borran las huellas 
de quienes un día
decidieron pisarla? 

¿Has visto, cariño, 
que soy
como las olas del mar? 

Dispuesta a luchar 
contra quien cree 
que puede atacar 

En calma para bañar 
la inocencia 
de unas manos inexpertas 
o las enseñanzas
de unas curtidas

Preparada para allanar
el camino 
eliminando los recuerdos
de aquel que construyendo 
y dejando huella 
decidió huir
cuando sobrevino 
la tormenta 

¿Has visto, amor, 
que a pesar 
de las subidas y bajadas 
de la marea
tu castillo no se ha convertido 
en simples granos de arena? 

martes, 2 de mayo de 2017

Entre bambalinas

Sueña, decían, 
sueña despierta,
sueña dormida

Imagina, fantasea, 
idea, traza,
esboza, inventa,
idealiza...

Crea tu mundo,
diseña tu utopía

Todo llega,
decían

Que no os mientan,
decían a medias,
olvidaban contar
lo que sucedía
al despertar 

Y es que las historias de amor de película
se representan y ahí quedan, 
entre bambalinas 

lunes, 1 de mayo de 2017

Mariposas

Quién fue el valiente
que se atrevió a decir
que los silencios 
son incómodos, 
cuando lo cierto
es que esconden 
la imposibilidad de verbalizar
lo que generan las mariposas
que un día decidieron volar
del estómago 
(dejando de ser ilusión) 
al torrente sanguíneo 
(para convertirse en amor) 

domingo, 23 de abril de 2017

Refugio

Me he refugiado y me refugio en ti y contigo. Eres en silencio un fiel compañero de mi, a veces, insoportable ruido. Confirmas eso de que las apariencias engañan porque a pesar de ser tan duro por fuera escondes en tu interior respuestas e interrogantes a partes iguales. 

Apareces sin buscarte, ansiándote, sin conocerte o conociéndote demasiado pero siempre en el momento adecuado. Formas un querúbico tándem con mis emociones siendo el imán que, a menudo, nos hace inseparables. 

No te niego que a veces rompes esta relación que parece inquebrantable y como dos polos opuestos, nos repelemos. Sin embargo, hay algo que se mantiene inmutable, fijo, perenne... Siento y aprendo cuando abierto estás entre mis manos y cerrado te miro.  

Te llevas una parte de mí en cada adiós y yo me quedo con tu olor cuando te toqué por primera vez, con cada lágrima que derramé y te mojó, con cada carcajada que inundó la habitación o el vagón, con cada mueca sin testigos o con un público preguntándose el significado de la misma. 

Me quedo contigo, querido libro, que sintiéndote tan observado dejas tu timidez en esas primeras páginas en blanco antes de contarme la historia de tu vida, para que una vez llegue a tu última confesión y te cierre, guardes todo lo que nos contamos sin hablarnos. 

martes, 21 de marzo de 2017

Metafísica de tu cuerpo sobre el mío

Tu reflejo desnudo, 
como tu cuerpo,
en la pared de la habitación
que queda iluminada 
por la luna y tus pupilas

El silencio que silencia
tu respiración 
y el agitado palpitar de esa bomba 
que algunos locos llaman corazón

La llama del mechero que enciende
(no menos que tu piel)
la vela de vainilla 
que tiene el privilegio
de contemplar la obra de arte 
que delimita cada curva de tu cuerpo 
y el sublime espectáculo 
de cada uno de tus movimientos

El verso que compones 
con cada mirada

La estrofa que acompaña
cada susurro 

El poema que escribe
tu espalda arqueada 

La génesis de una metafísica 
que no recoge ningún libro de filosofía 

La poesía, de tu cuerpo sobre el mío,
que nunca 
podrá ser escrita


Feliz día de la poesía 


domingo, 12 de marzo de 2017

Utopía

He caminado sin rumbo, intentando encontrar una línea de meta que pudiese traspasar. Lo he hecho en silencio pero gritando, sonriendo mientras me secaba las lágrimas con el dorso de la mano.

Me he detenido buscando una bocanada de aire fresco como lo hace un recién nacido que no sabe lo que es llenar cada alvéolo de oxígeno y, sin embargo, el instinto le dice que es la única forma de estar vivo.

Me he caído, me he roto el pantalón y me he clavado incontables chinas en la mano. Pero me he levantado, me he sacudido el polvo y he continuado.

He repetido inconscientemente mil veces este proceso y no he conseguido toparme con ninguna bandera a cuadros.

Exhausta, he analizado la situación y me he dado cuenta de que he cometido varios errores... No mirar atrás y creer que caminaba sola.

(Acabo de entender por qué Machado decía que “al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”)

Ahora, miro a los lados y veo a todas esas personas que me han acompañado siempre, que se han detenido en busca de esa bocanada de aire, que se han caído y se han levantado sacudiéndose el polvo, dejando ese orificio en el pantalón.

También puedo observar a aquellos que nos miran desde la barrera, a los que giran la cabeza al vernos pasar, a los que nos aplauden e incluso a los que se echan las manos a la cara y nos increpan.

Cada uno tiene una historia y un camino que narrar pero hay algo que les une, ninguno tiene sangre en las manos, ni polvo en sus ropas.

Hoy he entendido por qué no hemos sido capaces de encontrar esa bandera y esa meta a pesar de los kilómetros recorridos.

Hoy he recordado por qué aquel día en el que todavía paseaba de la mano de mi madre, al preguntarle que qué era la igualdad; tras un breve pero eterno silencio, me respondió: “una utopía, cariño, pronto lo entenderás”

miércoles, 8 de marzo de 2017

Hoy

Hoy, otro año más, vuelvo un 8 de marzo para escribirte, para escribirme, para escribirnos.

Hoy, te escribo desde la esperanza inquebrantable de la mujer que se levanta cada mañana, con vulva o pene entre las piernas, y mira por la ventana deseando que el único minuto de silencio que se cumpla sea el de dos bocas que al unísono escriben el mejor de los poemas jamás escrito.

Hoy, te escribo desde la inocencia de esa niña con dos coletas que se tira por el tobogán ignorando el abismo que, por desgracia, le espera.Hoy, te escribo elevando la voz de todas aquellas a las que se la arrebataron y arrebatan cada día.

Hoy, te escribo desde la memoria recordando a cada una de las que salieron a la calle y se atrevieron a ser rebeldes luchando por ser iguales.

Hoy... Hoy te escribo deseando no tener que escribirte un mañana. 

(He intentado mantener la compostura escribiendo estos primeros párrafos, pero para qué mentir, no es la tinta la que hoy deja huella, son la rabia y las lágrimas quienes se manifiestan en estas palabras) 

Sigo escuchando todos esos gritos internos y observando todas esas miradas carentes de esperanza que acompañan a cada mujer asesinada, cada etiqueta forzada, cada abuso y violación, cada insulto por defender lo que nos pertenece (nuestra vida y nuestras decisiones), cada juicio de valor por nuestro comportamiento, vestimenta y hasta por la forma en la que respiramos.

Ahora dicen que somos unas feminazis que nos quejamos porque es la nueva revolución y está de moda... Y qué pena que admitan como moda la defensa de unos derechos que llevan recorridos tantos kilómetros, tantas banderas y la lucha de tantas mujeres que murieron sin poder ver que sus hijas y nietas cogían un sobre y una papeleta para decidir sobre el mundo en el cual vivían. 

Hace un año le escribía a mi madre que todo esto merecería la pena cuando una mujer se levantase por la mañana y al mirar por la ventana viese que, de verdad, todo había cambiado... 

Mamá, 365 días después sigo sin poder decirte que toda nuestra lucha ha merecido la pena.

Hace justo un año le escribía a mi madre que me había enseñado a no rendirme y que eso era lo que intentaba hacer. 

Mamá, sigo intentándolo.