viernes, 19 de febrero de 2016

Mundo en guerra

Desde hace un tiempo analizo el lugar en el que vivo desde una perspectiva muy simple, ¿traería un hijo a este mundo? La respuesta es breve y sencilla, no. 

No, porque éste es un mundo convulso, un mundo en guerra pero una guerra en la que las palabras se han convertido en bombas, en puñales que se clavan en espaldas, provocando heridas que se ulceran y no cierran, cicatrices para siempre. 

Con ello me refiero a que la etiqueta predomina, desde que naces hasta que mueres; desde ese preciso instante en que le dicen a tu madre  "ha traído usted al mundo a una niña" y es que esa es tu primera etiqueta y la que, en definitiva, condicionará tu vida (desgraciadamente), no se te ocurra intentar cambiarla, es inamovible. A lo largo de tu crecimiento y maduración te agujerean para colocar otras hasta llegar a una determinante: "a ti, ¿qué te gusta?"- aunque dejémonos de eufemismos en un mundo sin tapujos, la pregunta que se hace es "bueno y a ti, ¿qué te va?, ¿la carne o el pescado?"- y aquí empiezan los problemas, porque si te declaras homosexual no sólo estás condenada a llevar una etiqueta, es que te piden cita en un estudio de tatuajes para que lo lleves en la frente, para que quedes marcada como el ganado y se te pueda identificar fácilmente. Mientras tanto, ya te han tachado de gorda por llevar una 40 y se han sentido culpables, incluso han llorado al darse cuenta de que has terminado en un psiquiátrico por trastornos alimenticios y no sólo eso, sino que proclaman su opinión en contra del maltrato psicológico por todas sus redes sociales; te etiquetan como la "empollona" y te utilizan para su propio interés porque como persona no vales una mierda, sólo les interesan tus ejercicios y que les ayudes a aprobar el examen y, entonces, cuando manifiestas que has sufrido bullying, nadie se da por aludido y sueltan la típica frase de "pues a mí no me lo parece, es una exagerada". 

Eres mujer (no lo olvides), no se te ocurra querer a quien quieras cuando quieras porque te marcaran con una X como la guarra del grupo (incluso tus propias amigas lo harán), pero tampoco se te ocurra no querer estar con nadie porque serás la aburrida, la mojigata y a la que no quiere nadie; no decidas cómo quieres vestir, porque serás la rara pero tampoco sigas modas, serás "como todas"- como si fuésemos una pila de jerséis del mismo modelo...

Y así con todo, tienes que estar definida y catalogada en todos los aspectos de tu vida para que este mundo de lanzas, te pueda criticar y si no lo haces, te criticarán (igual) por ir en contra de lo que se considera "normal". 

Dije en una de mis primeras entradas que vivir era "nacer, sentir, crecer, sentir, quizá reproducirse, sentir, morir y que otros sientan por ti", pues ahora creo que vivir es sinónimo de luchar y luchar, sobre todo, contra una sociedad opresora, luchar para vivir la vida que quieres, vivir sin que nadie la condicione y que las etiquetas que lleves colgando sean porque quieras, porque esas no pesan, porque esas no te hacen caer, porque esas te definen como persona y no como un borrego de esta sociedad patriarcal. 




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