martes, 12 de enero de 2016

Creí...

 Creí que la vida eran más sonrisas que lágrimas. Creía que la venganza y el odio no formaban parte de la rutina. Creí que la solidaridad estaba de moda y la empatía acompañaba. Creí en la amistad e incluso llegué a creer en el amor. Creí que las palabras eran ciertas y las manos tendidas una oportunidad. Por creer, hasta creí en los "siempre", pero por creer y no ver, dejé de creer... 

Porque ahora veo que entre las lágrimas se escapa alguna sonrisa, veo que la venganza y el odio no forman parte de la ficción, veo que esporádicamente la solidaridad se viste de gala (claro, llevar un traje de marca cuesta dinero), veo que la amistad se menosprecia y se llama amigo hasta al vecino; veo que pocas manos se ofrecen a agarrar al borde del acantilado y es que veo que los "ahora" son lo único cierto... Porque basta una mirada, ya, no necesito palabras. 

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